«Durante tres días, la gente de Tacloban estuvo a su suerte, sin las autoridades ni ayuda»

«Durante los dos o tres primeros días tras el tifón Haiyan, la gente estaba a su suerte, era un caos y no había rastro de las autoridades o de la ayuda; los cadáveres seguían en la calle», explica por teléfono a 20minutos Leon Fajardo ‘Nonoy’, un especialista en emergencias de Unicef, desplazado a Tacloban, una de las regiones más afectadas por el desastre que ha dejado, por el momento, más de 2.000 muertos y cientos de miles de afectados en Filipinas. La destrucción ha sido masivaFajardo llegó en el día tres tras el tifón. Vio «desesperación, frustración, hambre, descontrol». Familias enteras «caminaban entre las ruinas, sus casas habían desaparecido y no tenían adonde ir». Poco a poco, con el trabajo de los equipos humanitarios y las autoridades, el panorama ha mejorado. «La destrucción en esa zona del país (Leyte, Ormoc, Tacloban, Roxas…) ha sido masiva, las infraestructuras casi han desaparecido», explica un portavoz de Unicef, Kent Page, desde Manila. Desde el terreno, Fajardo explica los esfuerzos del Gobierno por localizar a los muchos niños que han quedado separados de sus familias. «Hay muchas familias que están ahora encabezadas por mujeres y niños; lo habitual ha sido que la gente los evacuara a zonas más seguras y los hombres se quedaran guardando sus casas y posesiones. Muchos de los fallecidos serán hombres», afirma, tras avanzar que el recuento final de víctimas será «muy alto». Caminaban entre las ruinas, sus casas habían desaparecido, no tenían adonde irLas mayores necesidades de la población en Tacloban y otras zonas son de tipo logístico. Las autoridades y las organizaciones humanitarias están tratando de llevar suministros por barco, avión o camión, «como sea» aseguran, a las zonas más afectadas. ‘Nonoy’ Fajardo describe que «su mayor prioridad» y su actual labor es restablecer el sistema de agua potable en la zona. El sistema ha comenzado a funcionar, pero la carencia de combustible hace que la distribución de agua funcione al mínimo. La enumeración de problemas que realiza este miembro de Unicef duele y se hace demasiado larga: un solo hospital en funcionamiento, a pesar de haber sufrido daños y presentar carencias; una estimación de cinco meses para recuperar el suministro eléctrico necesario… Los filipinos han sido golpeados, pero en unos días estarán riendo otra vezFajardo también habla sobre los saqueos. «Son un problema, la mayoría suceden por la noche desde las 20.00 horas hasta las cinco de la mañana», explica. Describe como la fuerte presencia de la policía y el ejército, que han establecido puntos de control dentro y en los alrededores de la ciudad, están ayundando a sofocar ese problema. «Se han asaltado supermercados y casas vacías», asegura, pero también recuerda que la situación ha sido dramática y que la población estaba a su suerte, sin alimentos ni ayuda de ningún tipo. «Un hombre hambriento es un hombre enojado», recuerda. «Estamos trabajando 24 horas», afirma Page,»pero la reconstrucción está empezando desde cero y llevará tiempo. Es un reto». ‘Nonoy’ Fajardo ya está empezando a hacer posible ese reto. «Cuando llegué, además de destrucción, también vi gente agrupándose para ayudar a quien lo necesitara, limpiando las casas y las calles», describe con cierto optimismo. «En pocos días, la mejora se está viendo». «Los filipinos son un pueblo feliz. Han sido golpeados, pero en unos días estarán riendo otra vez», asegura.
146109-620-282