La desesperación de los supervivientes del tifón Haiyan continuaba ayer en Filipinas, tres días después de su paso devastador por el centro y este del país. La gente suplicaba por alimentos y agua potable, mientras el gobierno declaró el estado de emergencia.
El presidente, Benigno Aquino, anunció el “estado nacional de calamidad” para acelerar los esfuerzos del gobierno por llevar ayuda a los afectados por uno de los peores tifones de la historia. La declaración permitirá a las autoridades controlar los precios de los bienes y servicios básicos y liberar fondos de emergencia con mayor rapidez. El mandatario prometió que la ayuda llegará más pronto en los próximos días y llamó a los ciudadanos a “mantener la calma, a orar, cooperar y ayudarse unos a otros”.
Mientras las tareas de rescate avanzaban lentamente, hoy ya funcionaban algunas redes de telefonía celular en varias regiones de Leyte. Pero no se prevé que el suministro eléctrico se recupere hasta dentro de dos meses, dijo el ministro de Energía, Jericho Petilla.
Hasta el momento la Agencia Nacional de Gestión de Desastres ha confirmado la muerte de mil 774 personas en el este de Filipinas, más de dos mil heridos y al menos 82 desaparecidos. Más de 9 millones se han visto afectados por el tifón, incluyendo las más de 600 mil personas que fueron desplazadas de sus hogares.
La ONU espera que la cifra de muertes no aumente más allá de las 10 mil calculadas hasta ahora, dijo el director general de operaciones de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU, John Ging, quien pidió prudencia hasta que los equipos de asistencia hayan logrado acceso completo a las zonas afectadas
Miles de personas transitaban ayer desolados por las carreteras de la isla de Leyte en busca de alimento y agua, donde el gobierno provincial ha arrojado sacos de arroz de 50 kilos en los laterales de las calzadas, donde imperaba la ley de la fuerza ante la ausencia de las fuerzas del orden.
Equipos de limpieza y soldados llegaron a la zona para apartar los amasijos de cables, árboles caídos y toneladas de escombros procedentes de antiguas casas y otros edificios, que bloquean el transito rodado y la llegada de ayuda a las zonas más aisladas.
Tacloban y sus alrededores presentaban un paisaje lunar, en medio de una gran desolación. La mayoría de las casas estaban destruidas y las construcciones de ladrillo en ruinas, mientras apenas queda vegetación en pie. Según estimaciones de la Policía, más de 70% de los edificios han quedado destruidos.
Los testigos hablan de un hedor insoportable por los cadáveres en descomposición y las autoridades locales están preparando fosas comunes para enterrarlos.
El aeropuerto estaba sitiado por cientos de personas que esperaban recibir alimentos y agua. Los primeros vuelos trajeron médicos que establecieron en la terminal un centro de atención de emergencia.
“No tenemos nada, no llega nada aquí”, dijo la superviviente Gilda Mainao desde Tacloban a la radio. “Por favor, por favor envíennos ayuda”.
Por su parte, la policía anunció duras acciones contra quienes cometan delitos. “La gente dice que la situación obliga a las personas a acciones desesperadas”, dijo el portavoz policial Reuben Sindac. “Tenemos comprensión, pero no podemos aceptar la anarquía”, afirmó.
Reporteros de la emisora ANC consiguieron llegar por primera vez en motocicleta a Guiuan, más al este, donde vivían 50 mil personas. Los reporteros mostraron imágenes de una increíble devastación: una torre de iglesia solitaria se yergue hacia el cielo y hay rocas de varias toneladas dispersas por todas partes. Numerosas casas y cabañas están destruidas y ningún rescatista ha llegado al lugar.
Pese a todo no hay pánico; la gente recorre las calles en estado de shock, algunos buscan cualquier cosa de utilidad bajo los escombros, que se extienden por la costa a lo largo de kilómetros.
El presidente Aquino aseguró que destinará 25 millones de dólares para crear fondos de ayuda para los afectados, al tiempo que la comunidad internacional ha cerrado filas con Filipinas enviando ayuda alimentaria y contingentes de rescate, así como comprometiéndose a donar miles de dólares. El Vaticano anunció ayuda por 150 mil dólares para las víctimas, que se entregarán a la Iglesia católica local. A su vez, EU autorizóla enterga inmediata de 20 millones de dólares y enviará un portaaviones y cinco barcos para ayudar a las víctimas
Haiyan dejó 13 muertos a su paso por Vietnam, ya como tormenta tropical, y ocho en China.