El caso de presunta contaminación acústica y lesiones psíquicas está siendo juzgado en la Audiencia Provincial de Girona, Cataluña.
La denunciante asegura sufrir secuelas por oír el piano durante 40 horas semanales a unos niveles de sonoridad superiores a los máximos legales, entre 2003 y 2007.
La fiscalía además pide una inhabilitación de cuatro años para ejercer profesionalmente a nada que tenga que ver con el piano, el pago de una multa de US$15.000 y una indemnización de US$13.000.
La acusada ha negado que practicase ocho horas diarias y asegura que insonorizó la habitación en la que tiene el piano.
Los padres de la pianista se enfrentan a la misma pena en calidad de cooperadores necesarios.