El estrés provocado por el coronavirus puede empeorar nuestra calidad del sueño, provocando pesadillas y somnolencia diurna.
Todos hemos tenido una pesadilla en algún momento de nuestra vida, sobre todo cuando éramos pequeños. Normalmente son episodios aislados en respuesta a una situación de estrés, pero si son demasiado frecuentes o extremadamente desagradables pueden suponer un problema de salud mental.
El significado de nuestros sueños
Encontrar mensajes ocultos en los sueños es una temática popular en películas y en literatura de ciencia ficción. En la vida real los sueños simplemente son eso, sueños. Caer desde grandes alturas, que se te caigan los dientes o ir desnudo por la calle son el argumento de muchas de nuestras historias nocturnas, pero no tienen un significado inconsciente ni mucho menos.
Sin embargo, las pesadillas sí que suelen tener un mensaje: nuestras preocupaciones del día a día. Por eso es habitual soñar que suspendes cuando tienes un examen al día siguiente, que tu exnovio no te deja en paz cuando la relación fue un horror, o que tu amiga te manda a la porra cuando habéis discutido por WhatsApp la noche anterior.
En otras palabras, nuestros malos sueños reflejan todo aquello que nos genera ansiedad, y ahora mismo el protagonista de nuestros miedos es el coronavirus.
«Desde que empezó la cuarentena tengo pesadillas casi todas las noches. El otro día soñé que tenía que quedarme aislado en cuarentena con toda mi familia en mi piso de Madrid, que es de 40 m2. Poco a poco nos íbamos contagiando y mi abuelo se moría, pero nadie venía a recogerlo. Me desperté con una sensación de angustia y agobio brutal», confiesa Miguel, un estudiante de periodismo de 21 años.
Al igual que muchos de nosotros, Miguel está pasando la cuarentena alejado de toda su familia, y el aislamiento y la soledad pueden favorecer la aparición de pesadillas por la noche.
Los efectos de la pandemia en la calidad del sueño
Diego Redolar, profesor de psicobiología en la Universidad Abierta de Cataluña, tiene claro que el aislamiento y el estrés asociado al coronavirus está afectando a nuestros ritmos circadianos. No sólo se ven reducidas las horas de sueño, sino que también está empeorando la calidad del mismo.
«Por el día me encuentro bien, no tengo ansiedad ni nada, pero por la noche duermo fatal. Me cuesta mucho coger el sueño y estoy teniendo bastantes pesadillas cuando yo nunca he sido de las que recuerdan los sueños. Me levanto alterada y cansada, así que no rindo nada bien«, afirma Leonor, una chica de 25 años preocupada porque en su trabajo van a realizar un ERTE.
No sólo es la ansiedad que nos genera el estado del planeta ante el coronavirus, sino también el miedo a cómo nos puede afectar personalmente: perder nuestro trabajo, no poder pagar el alquiler, enfermar, que nuestras relaciones se deterioren… Un sinfín de preocupaciones que acaban alterando nuestro momento de descanso.
¿Se puede dejar de soñar?
No existen pastillas mágicas que impidan soñar, pero sí hay una aliada que puede mejorar nuestros momentos de descanso: la higiene del sueño.
La higiene del sueño son diferentes trucos, consejos y técnicas para optimizar las horas que pasamos en la cama, mejorando el descanso y evitando síntomas como las pesadillas o la somnolencia diurna.
- Evita leer el móvil antes de dormir
Una cosa es estar informado y otra muy distinta obsesionarte con las noticias sobre la pandemia. Mejor cotillea las redes sociales a primera hora de la mañana, y deja la hora de la cena para ver una película o una serie de comedia.
Todos sabemos cuál es el contenido que abunda ahora mismo en Internet, y es que de cada diez tweets, siete son sobre el coronavirus. Bulos, alarmismo e historias desagradables, una mala combinación para conciliar el sueño.
- No cambies tus horarios
Intenta mantener un horario regular, acostándote y despertándote a la misma hora de siempre. Vamos, que se acabó eso de remolonear en la cama hasta las tantas. De lo contrario a las 2 de la mañana serás como un búho incapaz de pegar ojo.
- Nada de alcohol
Al dormir atravesamos diferentes fases: el sueño de ondas lentas o profundo, y el sueño REM. Cuando bebemos alcohol, la cantidad de sueño REM aumenta, restando horas de sueño profundo.
¿A que no adivinas en qué fase del sueño se producen las pesadillas? Efectivamente, en el sueño REM. Por eso es recomendable evitar las cañas de cerveza o las copitas de vino a la hora de cenar.
- Haz ejercicio a última hora de la tarde
Realizar ejercicio físico a última hora de la tarde -sobre las 20.00 aproximadamente- puede ayudarte a liberar tensiones, dormir más rápido y descansar mejor. Tampoco hace falta que sea una actividad muy intensa, simplemente algo que te active: yoga, zumba, una rutina de cardio sencilla…
- Si estás preocupado, desahógate
Por último, intenta no comerte en solitario tus preocupaciones. Si hay algo que ronda tu mente, háblalo con tus seres queridos.
Prácticamente todas las personas están igual de agobiadas, y compartir vuestros miedos con empatía y sinceridad puede ayudaros a comprenderlos mejor, a restarles importancia o incluso a aprender nuevas formas de gestionarlos.