“La pequeña sufre una enfermedad congénita que afecta el cuero cabelludo y el cráneo. Le falta un buen trozo de cráneo lo que deja bastante expuesto una zona de su cerebro. Si llora aumenta la presión sobre el cerebro y puede morir. Así, esta niña británica es uno de los 130 casos que en el mundo padecen el síndrome de Adams-Oliver”, señala el diario DailyMail.
Los médicos han advertido a los padres de Daisy sobre los riesgos de que la niña llore con demasiado fuerza. Ellos tienen la misión de impedir a toda costa que la pequeña se enfade, porque un llanto fuerte podría aumentar la presión sobre el cerebro.
En tanto, la última vez que Daisy se echó a llorar de esta peligrosa forma fue en 2010, cuando era una bebé. Se puso tan mal que pasó tres meses en el Hospital Great Ormond Street en Londres, donde recibió tratamiento especializado .
Así las cosas, para proteger su cerebro, la pequeña Daysi usa un casco, al estilo del que llevan los ciclistas, pero este también tiene sus contraindicaciones.
Ella tiene un casco que se pone para proteger la cabeza de los golpes, pero no puede usarlo por mucho tiempo, ya que provoca que sude y la piel en la parte superior de la cabeza se vuelve más frágil.
Por su parte, los médicos creen que la única esperanza de que Daisy lleve una vida normal será someterla a una intervención quirúrgica pionera, que solo se ha realizado en el mundo unas pocas veces.