Siempre hay que tener los ojos muy abiertos en cuestión de hoteles, sobre todo durante las vacaciones, que pueden quedar arruinadas por culpa de empleados de hoteles y de empresas turísticas. La revista ‘Maxím’ aconseja cómo evitar sus ‘trampas’.
Siempre se pueden obtener habitaciones mejores sin pagos adicionales. Los hoteles suelen entregar las habitaciones de mejor categoría sin coste adicional a los clientes que están en su luna de miel, a sus clientes constantes o a los que están festejando algún aniversario. En realidad, existe un cúmulo de razones por las que los hoteles pueden ‘beneficiar’ a sus clientes, solo que estos tienen que avisar de antemano. De la misma manera, los hoteles pueden proporcionar a sus visitantes algún descuento, normalmente si el hotel está a más del 70% de su capacidad.
No contratar el hotel directamente si el cliente no quiere quedarse sin reserva. A pesar de que los hoteles prefieren que los clientes traten directamente con ellos, en realidad eso es lo que precisamente conviene no hacer. El problema es que si en el hotel, de repente, surge la necesidad de cancelar una reserva, en el caso, por ejemplo, de que tenga problemas con las habitaciones libres, es más probable que cancele las reservas hechas directamente por los clientes, y no las reservas hechas a través de empresas terceras. Ello se debe a que los hoteles siempre prefieren perder un solo cliente, en vez de a alguna empresa turística, por ejemplo.
No hay que fiarse de las fotos de las habitaciones publicadas en catálogos de empresas turísticas o en páginas web porque pueden diferir mucho de la realidad. Es más, algunos hoteles de lujo ni siquiera publican fotos de sus habitaciones. Así que siempre es mejor decidir el hotel y la habitación que se quiera reservar a partir de las opiniones de los conocidos o de aquellas vertidas en la Red.
Los operadores turísticos saben que sus clientes siempre irán de vacaciones no a donde ellos prefieren, sino a donde el operador turístico quiera que vayan. En al menos el 50% de los casos dichas empresas encuentran la manera de convencer y redirigir a sus clientes donde es más provechoso para la propia empresa.
El sector turístico es muy corrupto. Los hoteles sobornan a los empleados de las empresas turísticas, ya sea de manera directa o indirecta, así que si la empresa les propone a sus clientes algún hotel, es muy probable que no sea porque se trate del mejor hotel, sino del que pagó más por esta ‘propaganda’. Lo mismo puede decirse de los restaurantes, tiendas y ofertas que proponen las empresas turísticas.
Si durante su visita a un hotel no quiere perder su dinero, es recomendable revisar el minibar de la habitación y, obligatoriamente, hacerlo en presencia de alguna mucama del hotel. El problema es que éstas a menudo olvidan completar los minibares en las habitaciones después de que se vaya un inquilino y, a veces, el hotel intenta cobrárselo a los clientes nuevos. Y demostrar que no se ha consumido nada en estas circusntancias es muy complicado.
La mayoría de los hoteles piden a sus clientes un depósito que se puede pagar en efectivo, o bien entregar los datos de la tarjeta bancaria. Siempre es mejor pagar en efectivo, no solo porque algunos empleados pueden robar los datos de la tarjeta, sino también porque después de que el cliente se vaya, el hotel puede cobrarle lo que sea, usando estos datos. Por ejemplo, si el operador turístico se niega por alguna razón a pagar al hotel por la estancia de sus clientes, el hotel puede cobrarle directamente a los clientes, pese a que estos ya han pagado a la empresa turística.
Cuando el hotel se encuentre a algunas horas de viaje del aeropuerto y proporcione a los clientes el traslado en autobús, los clientes pueden acabar siendo víctimas de ladrones que se esconden en el maletero del autobús. Durante el viaje estos pueden registrar todas las maletas y robar todas las cosas de valor para, posteriormente, arreglar las maletas como si nada hubiera pasado. De esa forma, los clientes solo notarán que les falta algo después de llegar al hotel y desembalar el equipaje. Las piezas de valor es mejor llevarlas con uno, y tampoco está de más envolver sus maletas con película.
Los empleados de los hoteles sortean las piezas olvidadas de los clientes en loterías con premio para todos. En realidad, oficialmente las mucamas tienen que entregar las cosas olvidadas al hotel, que las mantiene en cajas fuertes durante tres meses, tiempo durante el cual los clientes pueden solicitarlas. Solo después de transcurrido ese plazo el hotel las cede al personal.
Es un mito que las mucamas en los hoteles cambien la ropa de cama cada día. A menudo pueden solo arreglar la cama sin más, o voltear las sábanas y volver a hacer la cama con las mismas sábanas, o incluso cambiar los lugares de las sábanas sobre las que duermen las visitas con sábanas para cobijas. En realidad, el personal de los hoteles puede ocultar muchos secretos.