El futbol castigó al Real Madrid por tercer año consecutivo eliminándolo a las puertas de la final de la Champions League, en esta ocasión por el Borussia Dortmund, al que no tumbó la épica madridista en el intento de la remontada para levantar el 4-1 de la ida.
No hubo remontada histórica en el Santiago Bernabéu y a los merengues sólo les alcanzó para un 2-0, pero la afición blanca se marchó con lágrimas de orgullo al ver que su equipo lo dio todo. Aunque la historia dirá que fue el Borussia Dortmund el que se clasificó a la final de Wembley.
El conjunto alemán se presentó con la clara ventaja de la ida, pero la pasó muy mal al comienzo y al final. El Bernabéu todavía impresiona, y más cuando el Real Madrid se quita ataduras tácticas y se lanza con todo al ataque.
El inicio madridista fue impecable, a la altura de lo que exige su historia. En una situación desesperada, José Mourinho jugó sin contención defensivo y Luka Modric acompañó a Xabi Alonso en la creación.
Alentado por su estadio, el equipo español fue un huracán en ese comienzo que tuvo su foco en el juego generado por Modric y Özil, pero lo que más echó de menos fue lo que tanto le sobró en otras ocasiones: la contundencia, ya que en 15 minutos generó tres ocasiones claras. La primera de Higuaín, a quien Weidenfeller le ganó el mano a mano. La segunda de Cristiano Ronaldo, que el arquero alemán volvió a sacar con fortuna. Y la tercera fue de Özil, quien sin marca remató por un lado de la portería.
Sucede que esfuerzos así se sostienen con el aliento de los goles. Pero como no los tuvo, el Madrid comenzó a acusar la fatiga y el progresivo abandono de la fe.
A cambio, y a pesar de la lesión de Mario Götze, el plantel alemán fue creciendo en torno al balón y al espectacular trabajo de Robert Lewandowski, quien aguantó golpes sin reclamar. Además, Mats Hummels ordenó a toda su defensa.
El cuerpo del Real Madrid agradeció la llegada del medio tiempo para limpiar sudores, pero no así su corazón, pues la ausencia de goles permitía presagiar que el pasaporte del
Borussia Dortmund a Wembley era cuestión de tiempo.
El cuadro de Jürgen Klopp tomó el mando en la segunda parte. Comenzó a jugar como un finalista de la Champions League y su rival pareció reconocerlo.
Lewandowski dejó temblando el travesaño con un remate al 50’.
No obstante, el conjunto blanco aplicó dignidad y orgullo en la eliminación, y estuvo cerca del pase. Con Cristiano Ronaldo claramente limitado por sus molestias musculares, quedó muy disminuido al ataque y Mourinho sumó elementos con Kaká y Karim Benzema.
El plantel visitante encontró espacios y Diego López protagonizó una increíble parada a los 62 minutos cuando Marco Reus disparó a quemarropa, a cuatro metros del arco, y con todo a favor.
El Real Madrid ya no luchaba por la eliminatoria, sino por la victoria gracias al orgullo y al compromiso de futbolistas como Sergio Ramos, Ángel Di María, Mesut Özil y el propio Cristiano Ronaldo, por lo que finalmente cayeron los goles. El primero a los 82 minutos, obra de Benzema a pase de Özil. Y el segundo llegó a los 88 minutos, marcado por Ramos con todo el corazón.
El estadio se volvió loco y al Borussia Dortmund le temblaron las piernas. Si resistió fue porque el tiempo resultó su mejor aliado. Los goles blancos fueron tardíos.
A los merengues les faltaron unos pocos minutos para lograr voltear la eliminatoria. El espíritu de Juanito rondó Chamartín, aunque avanzó el
Borussia Dortmund, que vivió una pesadilla al final. El equipo de José Mourinho fue un bello perdedor, pero perdedor al fin, porque fue el visitante quien se convirtió en finalista de la Champions League. Eso es lo que quedará para la historia.