Una mañana tranquila como cualquier otra, Charlie jugaba con sus amigos humanos, un hombre y su hija de meses de nacida.
El hombre tenía la atención de la bebé moviendo una sonaja afelpada cuando el travieso Charlie decidió jugarles una broma; con su hocico toma la sonaja y huye con ella hacia su camita.
La bebé comienza a llorar desconsolada, «¡Charlie!», reclama el padre como diciendo: «Ves lo que provocas».
Entonces el tierno Charlie siente culpa por hacer chillar a una linda bebé y se da cuenta que deberá trabajar duro para compensar el mal momento. Uno a uno, el perro lleva a la niña toda clase de juguetes para hacerla sentir mejor y que lo perdone.
Esta fue la forma de pedir disculpas de Charlie. Visiten su Facebook y díganle lo tierno que es: CHARLIE