El último enfrentamiento entre Hamás e Israel, precedido por el secuestro y asesinato de tres israelíes en Gaza, que resultó en decenas de muertos en la Franja de Gaza responde a los intereses israelíes, cree Escobar.
El primer ministro Benjamin Netanyahu y la inteligencia israelí “sabían desde el principio que los tres estaban muertos y quiénes eran los responsables”, dice. Netanyahu, según Escobar, “no pudo perder la oportunidad de usar este incidente (…) para atacar a Hamás tanto en Cisjordania como en Gaza, en una operación planeada antes”.
“La mayoría no sabe que (…) hace 14 años se descubrió gas natural por un valor de al menos 4.000 millones en el mar, cerca de la costa de Gaza”, recordó el analista.
“Es fácil olvidar que durante la anterior invasión israelí en Gaza –la operación Plomo Fundido– los yacimientos de gas palestinos fueron confiscados por Israel. La ‘operación’ ya fue una guerra energética”, sostiene.
“También está la ‘gran perspectiva’ de los 122 trillones de pies cúbicos de gas más los potenciales 1.600 millones de barriles de petróleo del Levante que están en las aguas pertenecientes a Israel, Siria, Líbano, Chipre y, claro, Gaza. Estas aguas son igual de disputadas que las rocas del Mar de China Meridional. Tel Aviv lo quiere todo”, asegura Escobar.
“Aquí está el ‘secreto’ de la operación Borde Protector: sin destruir Hamás que controla Gaza, Israel no puede explorar la costa de Gaza”, concluye el analista. Para el primer ministro y el Parlamento, “la posibilidad de que los palestinos tengan acceso a sus propias riquezas de gas es una línea roja”. “El nuevo (…) castigo a Gaza es una guerra donde se derrama sangre por energía”, dice.