Un grupo de científicos serbios que se encontraban en Macedonia, descubrieron a una joven serpiente muerta a la que le salía un enorme ciempiés de la parte inferior de su abdomen.
Según presumen, esta especie de ciempiés, llamada escolopendra, habría sido devorada por el reptil, el cual no contó con las ganas de supervivencia del insecto que se abrió paso a mordiscos por el interior del vientre de la serpiente
Lo que este depredador, que fue depredado, no consideró, es que su presa constituía el 84% de su longitud, el 112% de su ancho y el 114% de su peso, por lo que los investigadores consideran que el escolopendra habría causado daños químicos y mecánicos a los órganos digestivos del depredador.
A través de una disección posterior, se pudo observar la ausencia de órganos viscerales de la serpiente, conservando solo la pared de su cuerpo.