Así lo revela en su reciente informe la organización conservacionista Oceana, según la cual dichas pesquerías son responsables de más del 50% de las capturas accidentales que se reportan en el país.
“Cualquier especie puede constituir una captura accidental”, explica Dominique Cano-Stocco, director de campañas de Oceana. La organización determinó que las nueve pesquerías “más sucias” son las siguientes (entre paréntesis se indican los niveles de la llamada ‘captura accesoria’ o ‘bycatch’):
Pesquería de palangre de pargo-mero del sudeste (66%): más de 400.000 tiburones fueron capturados y descartados en un año;
Pesquería de enmalle de California (65%): más de 30.000 tiburones y rayas, así como peces valiosos, fueron descartados como residuos durante tres años;
Pesquería de arrastre de langostino del sudeste (64%): por cada kilo de langostino desembarcado, se descartó uno de picudos, mientras que miles de tortugas marinas mueren anualmente;
Pesquería de redes de deriva de California (63%): casi 550 mamíferos marinos quedaron enredados o murieron en cinco años;
Pesquería de arrastre de peces planos del golfo de Alaska (35%): más de 15 millones de kilos de pescado fueron arrojados por la borda en un año, incluidos un millón de kilos de fletán y más de 2 millones de kilos de bacalao;
Arrastre de fondo del noroeste (35%): casi 23 millones de kilos de pescado se vuelven a arrojar al mar todos los años;
Pesquería de arrastre de fondo del Atlántico medio (33%): casi 200 mamíferos marinos y 350 tortugas marinas fueron capturados o murieron en un año;
Pesquería de palangre de especies altamente migratorias del Atlántico (23%): más del 75% del pescado desperdiciado en esta pesquería incluye valiosos atunes, peces espadas y otros picudos a los que está dirigida la pesquería;
Pesquería de redes de enmalle de Nueva Inglaterra y del Atlántico medio (16%): más de 2.000 delfines, marsopas y focas fueron capturados en un año.