“Cuando empiecen a verla se va a acabar la controversia porque yo creo que la película es muy respetuosa al texto original, pero lo lleva a la vida para el público del siglo XXI”, dijo el estadounidense en una entrevista con Efe.
“Noé” cuenta la historia de este personaje bíblico (interpretado por Russell Crowe), un humilde carpintero que comienza a tener visiones apocalípticas sobre el diluvio universal y para salvar a su familia construye una embarcación en la que también mete parejas de distintas especies animales.
“Creo que hice una película para creyentes y no (…) La parte medular de la película son los valores, que quienes creen reconozcan como propios porque nos apegamos mucho al texto original, y para quienes no son creyentes o menos religiosos encontrarán una película emocionante, que no está en La Biblia de su abuela, sino un espectáculo visual con un gran drama”, añadió el cineasta.
A las protestas de algunos católicos extremistas que acusan a la cinta de poco fiel a la historia, se suma la decisión de órganos como el Consejo Nacional de Medios de Comunicación de Emiratos Árabes Unidos que tras ver la película anunció que tres países árabes la censurarán.
Lejos de ser una historia para niños, como en opinión de Aronofsky creen muchas personas, “para nada es así”. “Esta es una de las primeras cosas que queríamos cambiar, la percepción de la gente de esta historia”, apuntó.
“Estoy seguro de que (la película) va a superar todas las expectativas porque todo el mundo espera a un hombre viejo, con barba larga, con una túnica y sandalias y todos esos animales felices” y no va a ser así, ya que la idea es “reinventar” al personaje.
Uno de los mayores retos para Aronofsky a la hora de rodar la cinta, contó, fueron los efectos especiales, pues quiso hacer cosas que “nunca se habían intentado antes”.
Por ejemplo, dijo, la escena “más complicada” donde aparecen los animales dormidos en el arca, “una sola computadora habría tardado 38 años en hacerla”, ya que fueron necesarias un millón de horas de procesamiento.