Se calcula que un 20% de la población de cada país está conviviendo con niveles de ruido que sobrepasan los adecuados para la salud humana y que pueden afectarlos severamente.
Ha sido comprobado que la exposición continua a altos niveles de ruido tiene una relación directa con la pérdida de audición.
Si el ruido no nos deja dormir se alteran los ciclos y la profundidad del sueño, y el descanso disminuye provocando la pereza o el estado de ánimo depresivo.
Quién quiera cuidar su corazón debe protegerse del ruido, los altos niveles de ruido provocan que nuestro organismo reaccione activando las respuestas hormonales nerviosas y provocando un aumento de la tensión arterial, la frecuencia cardíaca.
La contaminación acústica en nuestro entorno es un factor ambiental que nos molesta y perjudica nuestro bienestar. Afecta a nuestra capacidad de atención, nos genera estrés, nerviosismo o irritabilidad.