Desde hace un par de años se lleva hablando mucho de la impresión en 3D. Que si cambiará el mundo, la industria tal y como la conocemos y que aportará grandes beneficios a la sociedad. Los expertos aseguran que estamos ante una nueva revolución industrial. Pese a que 2013 el mercado de estos sistemas ha crecido y fabricantes ya venden modelos asequibles (por debajo de los 600 euros), pero todavía no ha conseguido penetrar en el hogar.
Las aplicaciones de esta tecnologias son múltiples. Desde fabricar una casa en 24 horas como propone en un experimento la Universidad del Sur de California hasta construir prótesis para humanos. En febrero de 2014, caducan las patentes claves para la impresión láser en 3D, por lo que se prevé una expansión de ventas de estos dispositivos en los próximos meses. Solo en la pasada edición de la feria CES 2014 de Las Vegas, la más importante del mundo, una treintena de marcas han mostrado sus avances. Firmas como HP, expertos en impresión, también se ha lanzado de lleno en desarrollar esta tecnología.
«Es probable que con la expiración de las barreras de propiedad intelectual a las impresoras 3D estereolitográficas los precios bajen y se popularice este tipo de dispositivos», afirma el director de marketing de 20:20 Mobile, Emilio Fernández. La compañía 20:20 Mobile ha anunciado la disponibilidad, en su catálogo de productos para 2014, de los modelos Entresd 3D Up Plus y Entresd 3D Up Minide. «Las impresoras FDM (extrusión) costaban hace cinco años unos 14.000 dólares y ahora están disponibles por menos de 300 dólares», dice.
Según un estudio de la Michigan Technical University, un hogar puede ahorrar hasta 2.000 dólares al año imprimiendo objetos de uso común y se puede obtener un retorno de la inversión superior al 200%. El uso de impresoras en tres dimensiones se está normalizando en diferentes sectores. Por ejemplo, el arquitecto holandés Janjaap Ruijssenaars está trabajando en la construcción de un inmueble entero mediante técnicas de impresión en 3D. En Escocia y China, se está investigando para imprimir órganos y tejidos a partir de células madre.
En España, el chef Paco Morales, en colaboración con el Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña, ha impulsado lagastroimpresora para esculpir componentes comestibles utilizando como base el chocolate, la mantequilla o el queso. También Chefjet Pro ha encontrado esta solución. El director del proyecto, Avi Reichental, cree incluso que en los próximos meses que restaurantes y panaderías comenzarán a utilizarlo de forma masiva.
Este nicho de mercado va a pasar de ser un segmento algo residual para pasar a ser masivo. En 2013, la facturación de la industria de fabricantes de impresoras 3D alcanzó los 412 millones de dólares, un 43% más que en 2012, según Gartner. Para 2014, la consultora espera que el mercado llegue a los 669 millones de dólares, de los cuales 133 millones de dólares corresponderán al mercado de usuario final. Otras voces confirman este crecimiento. Según la revista «Time», la impresora en 3D será uno de los diez sectores de mayor crecimiento (en EE.UU.) en los próximos años y calcula que en 2020 se generará más de 5.200 millones de dólares e, incluso, para 2040 se asegura que habrá una de estas impresoras en cada vivienda.