Desde el derrame de concentrado de cobre por la ruptura del mineroducto de la minera Antamina en la comunidad ancashina de Santa Rosa (distrito de Cajacay), el Instituto Nacional de Salud (INS) ha realizado tres estudios para detectar cobre, plomo y arsénico en la sangre tanto en los vecinos de Santa Rosa como en los habitantes de otras poblaciones del mismo distrito.
Beatriz Jiménez
Tito Damián Vergara afirma que sus hijos Jhoney, de dos años, y Joshelyn, de siete, sufren problemas estomacales y de visión debido a que el 25 de julio de 2012 se expusieron a los gases tóxicos emanados tras la ruptura de un codo del mineroducto de Antamina ubicado en el centro poblado de Santa Rosa. Su familia vive al pie de la carretera Pativilca-Huaraz, a cuya cuneta llegó parte de las toneladas de concentrado de cobre y otros metales derramados por el mineroducto. Ambos niños fueron ingresados en la clínica San Pablo de Huaraz tras el accidente y, en los meses siguientes, Antamina ha pagado sus consultas médicas con especialistas en Lima.
Al respecto, fuentes de Antamina negaron que las afecciones de los niños tengan relación con la exposición al cobre. Sin embargo, Tito Damián está seguro de que sí. En diciembre pasado, consiguió el análisis de sangre que una clínica le tomó a su hijo menor. Jhoney, luego del derrame, presentaba 220 ug/dl de cobre en la sangre, cuando el rango de referencia que establece la Organización Mundial de la Salud (OMS) oscila de 64 a 156 ug/dl.
A los análisis realizados a los afectados y financiados por Antamina, se añaden ahora los resultados de tres estudios del Centro Nacional de Salud Ocupacional y Protección del Ambiente para la Salud (Censopas), obtenidos por La República mediante la Ley de Acceso a la Información Pública.
El 31 de julio de 2012, Censopas tomó muestras de sangre a 52 pobladores de Santa Rosa, quienes, luego del derrame, fueron atendidos por los servicios de salud. Seis de los 18 niños analizados (33%) y un 3% de los mayores de edad tenían rangos de cobre por encima del valor de referencia. Respecto al plomo, un 6% de los niños que formaron parte de la muestra presentaban niveles altos. En un segundo estudio tomado a la misma muestra de población, esta vez fechado el 15 de octubre de 2012, los rangos se elevaron.
Después del primer estudio, Antamina pidió ampliar la muestra a otras poblaciones argumentando que no existe una línea base en la zona para valores de cobre. Así que se hizo un tercer estudio que incluyó no solo al pequeño pueblo de Santa Rosa, sino también a la población de Cajacay, la capital del distrito del mismo nombre. En total, Censopas tomó muestras de sangre a 919 personas, 350 de las cuales son de Santa Rosa. Todas viven cerca del paso del mineroducto y junto a la carretera Pativilca-Huaraz, por la que circulan ininterrumpidamente los camiones cisterna cargados con insumos químicos rumbo a Antamina.
PRESENCIA DE COBRE
El cobre es un oligoelemento esencial en nuestro organismo y se encuentra presente en diferentes alimentos. Sin embargo, su exceso es dañino.
La hoja química del concentrado transportado en el mineroducto informa que este compuesto está integrado principalmente por azufre, cobre, sulfuro de hierro y zinc, además de otros 10 metales, entre ellos plomo y arsénico, pero en proporciones ínfimas.
Según Censopas, 264 habitantes de Cajacay tienen niveles de cobre superiores al valor referencial de 110 ug/dl. En total, un 25% de la muestra. Esta institución advierte en sus conclusiones que «los valores de cobre de Santa Rosa son mayores a los encontrados en Cajacay».
Respecto al plomo y al arsénico, un 5% de la muestra tiene niveles superiores a 10 ug/de plomo en la sangre y el mismo porcentaje tiene valores superiores de arsénico en la orina. En total son 285 los habitantes del distrito que evidencian exposición a cobre, plomo o arsénico.
Por ello, Censopas recomienda a la Dirección Regional de Salud de Áncash que realice el seguimiento de los pobladores afectados y también que promueva medidas dietético-higiénicas relacionadas a «exposición a los metales reportados en la población».
Además, requirió investigar los factores ambientales asociados a la exposición a metales pesados y aplicar estudios clínicos que permitan medir la real magnitud de los efectos sobre la salud por exposición a los metales evaluados.
VERSIÓN MINERA
La compañía Antamina argumenta que la similitud de los valores hallados entre la población expuesta al derrame de minerales en Santa Rosa, y la no expuesta, en Cajacay, «estaría indicando que se trataría de niveles propios de la zona».
También sostiene que los niveles referenciales de cobre usados por Censopas no serían adecuados. Esta institución del Estado utilizó como margen de referencia valores determinados por la OMS en 1996. Por su parte, la minera informa que la misma OMS posteriormente ha elevado esos rangos y que la Clínica Mayo, de EEUU, utiliza márgenes más altos como nivel de referencia (hasta 180 ug/dl), al igual que la agencia federal estadounidense para sustancias tóxicas (hasta 190 ug/dl).
La República consultó al respecto al toxicólogo de EsSalud Carlos García Bustamante, uno de los 5 que existen en el país. Si bien García coincidió con Antamina en que el margen usado por Censopas no sería el más adecuado, señala que el número de pobladores que presentan niveles altos de cobre ameritaría un nuevo estudio.
El toxicólogo recordó que todas las poblaciones analizadas por Censopas pertenecen a la misma cuenca y que sería necesario comparar sus niveles de cobre con otras poblaciones cercanas, pero de otras cuencas con otros ríos y otros suelos. Solo si los resultados en otra cuenca próxima son similiares a los de Cajacay se podría concluir, según García, que estos altos niveles de cobre son propios de la zona como sostiene Antamina. Hasta entonces, no sería posible descartar que el tráfico continuo de camiones con insumos mineros o el mineroducto influyan en los niveles de metales pesados a los que está expuesta la población.
POBLACIÓN PREOCUPADA
El resultado final de los estudios realizados por Censopas fue entregado oficialmente a las autoridades de Cajacay el pasado junio, casi un año después del accidente. En la reunión, la Dirección Regional de Salud (Diresa) ofreció un plan nutricional que incluye vitaminas.
Al respecto, Antamina informó a La República que en el mes de agosto se realizará este plan en coordinación con la Diresa, el Censopas y la Comisión de Salud de Cajacay. También que se ha potenciado el puesto de salud de Santa Rosa con un médico, un enfermero y una obstetra y el Centro de Salud de Cajacay con un servicio médico las 24 horas que incluye un laboratorista y dos enfermeras. También una línea base psicológica para los niños de Santa Rosa y Cajacay.
Sin embargo, para la población de este distrito, no sería suficiente. El presidente de Santa Rosa, Hilario Morán, pide que la ayuda nutricional para los afectados no solo sea administrada hasta diciembre, como les informó la Diresa, sino también a mediano y largo plazo. Mientras se concreta este plan vitamínico para ayudar a bajar los niveles de cobre, Morán informó que un grupo de pobladores ya se está asesorando legalmente para denunciar ante el Poder Judicial a Antamina por daños y perjuicios.
A finales de junio, los dirigentes de Cajacay se reunieron en la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) con autoridades del gobierno y con la empresa. «Están minimizando la situación», declaró a su salida el alcalde del distrito, Felipe Santos Sandoval. «Las vitaminas no son suficientes».
CLAVES
Derrame. El 25 de julio de 2012 la ruptura de un codo del mineroducto en Santa Rosa produjo un vertido de 45 T. de concentrado de cobre, 42 de las cuales fueron contenidas por una poza de emergencia y 3 se derramaron a modo de spray contaminante.
Afectados. Unas 200 personas fueron atendidas en la posta médica con irritación de las vías respiratorias. Alrededor de 40 fueron trasladadas a la clínica San Pablo de Huaraz.